El Standby, el sistema omnipresente en electrodomésticos y aparatos electrónicos que permite que, en lugar de apagados, estén en una especie de duermevela y dispuestos a responder al mando a distancia o mostrando la hora. A cambio, según los cálculos de la Unión Europea, esa luz cuesta a los hogares un 12% extra en la factura de la luz. Una empresa española ha patentado un sistema para acabar con él.
La pequeña luz servicial consume entre 3 y 6 vatios pero, para 2020, Bruselas obliga a que use un máximo de 0,5 vatios. Jorge Juan García Alonso, director de la empresa española Good for You, Good for the Planet, propone llevarlo a la mínima expresión. Para ello han patentado un sistema aplicable tanto a aparatos nuevos como viejos, que apaga automáticamente el standby.
“Se trata de un sistema que básicamente identifica la corriente que recibe un dispositivo encendido y la que recibe en standby. Cuando reconoce que está en el segundo modo, corta la corriente y el aparato se apaga automáticamente”, explica García. Proponen incluirlo en los aparatos nuevos y crear una especie de ladrón eléctrico que se conecte a los enchufes de los antiguos y cumpla la misma función. “Hemos patentado el algoritmo que permite el sistema, no el dispositivo, de manera que, se aplique donde se aplique, es nuestro”, puntualiza.
El dispositivo apaga el aparato, sí. Pero para volver a encenderlo, ya no bastará con el mando. Habrá que darle a un botón, que ellos quieren que sea verde. Es decir, se permitirá al consumidor que apague la tele desde el sofá. Pero para volverla a encender tendrá que ir hasta ella. Un pequeño esfuerzo que García está convencido de que compensará. “En países como Reino Unido se plantean incluso prohibir el standby, por su gasto inútil”, razona. Lo suyo es una solución a medio camino de la comodidad. “Con las campañas de concienciación sólo se ha conseguido que el 5% de la gente apague del todo los aparatos. Vas de vacaciones, y se quedan en espera, gastando”, recuerda el directivo. Con su invento, dice, no pasará.
De momento el sistema, desarrollado con la colaboración de la Universitat Politècnica de Catalunya, ya ha sido patentado. Pero Good for You, Good for the Planet no aspira a comercializarlo. “No tenemos infraestructuras suficientes para fabricarlo ni distribuirlo como es necesario”. Por eso buscan comprador. Piden 30 millones de euros por la propiedad intelectual. Y un pequeño royalty por cada dispositivo instalado. “Es el futuro. Queremos seguir investigando, pero hemos tenido que invertir mucho en esto”, comenta García. De momento, dice, varias multinacionales ya están interesadas.
Fuente: El País
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